Llevo 60+ días en cuarentena dada la actual pandemia por el COVID-19. Al estar tanto tiempo en casa, porque afortunadamente tengo el privilegio de no tener necesidad de salir, me he puesto a pensar mucho en cómo ha afectado mi forma de vestir. El otro día recordaba que en mi trabajo anterior, tenía algunas restricciones en cuanto a vestimenta por cuestiones de seguridad, ya que estaba dentro de una nave industrial. La opción más práctica y sin tener que ponerle tanto coco era: jeans + playera + tennis. Eso me hacía sentir super básica, así que (cuando me levantaba temprano) trataba de probar con diferentes tipos de pantalones, chamarras, calzado o yuxtaposición de prendas para expresar mi estilo.
Una vez que pude estar más tiempo en mi casa (pre-cuarentena), me sentía con mayor libertad de ponerme cosas que me gustaban más y combinar outfits sin considerar restricción alguna; al yo no ir a trabajar, podía ponerme lo que quisiera. Poco tiempo después, se desató la emergencia sanitaria y en México se comenzaba a hablar de hacer cuerentena voluntaria para ayudar a aplanar la curva de contagios. Mis papás y yo comenzamos oficialmente el 15 de marzo. Hacemos el súper en línea, pagamos servicios a través de apps, compramos únicamente lo esencial y no hemos visto a mis hermanos, mi novio o amigos en dos meses. Aún así dentro de lo que cabe, la hemos pasado bastante bien.
Al principio me la vivía en biker shorts, faldas y vestidos porque también era el comienzo de la primavera y el clima lo ameritaba. De alguna forma, resultó conveniente (ish) ya que disfrutaba del buen tiempo sin que nadie me molestara en la calle (ventajas sad de la cuerentena). Pero conforme el tiempo iba pasando y pues sin mucho que hacer (aparte claro, del quehacer), mi vestimenta comenzó a consistir en diferentes versiones de mi pijama. Debo aclarar que antes si tenía conjuntos de pijama, actualmente es cualquier pantalón o short holgado y una playera.
Eso me hizo preguntarme si me visto para mi, para otros, o para salir. Por ejemplo, para el cumpleaños de mi novio, me arreglé un poco más, sólo para verlo a través de una pantalla. Aunque él me dice que me veo bien con cualquier cosa, quise esforzarme por ser una ocasión especial.
Actualmente ponerme jeans se siente cómo un logro. Eso que me hacía sentir básica, hoy me hace sentir un poco más normal en tiempos de mucha incertidumbre. Lo que he podido concluir hasta ahora es que en efecto antes mis actividades, lugares a donde iba, o incluso las personas a las que vería, influían con gran peso en la forma en que me vestía. Y ahora que las cosas son diferentes, a veces es difícil encontrar la motivación para armarme un mega outfit. Aprendí que también está bien abrazar la pijama y no presionarme para arreglarme más a diario. Jeans + playera + chanclas (siendo honesta, aún no estoy en el punto de ponerme calzado que requiera más que sólo deslizar mi pies dentro) es suficiente para mi, y no es de todos los días. Otra cosa que descubrí, es que mi mamá, desde que mis hermanos y yo eramos pequeños, siempre nos hacía cuidar nuestra ropa, dejándo la mejor "para salir", y ese chip es difícil de reconfigurar, pero está bien ponerse lo que a uno le da la gana y no esperar una ocasión especial para usar lo mejor de mi closet porque, al menos por un rato, no voy a salir a ningún lado.
La pandemia nos ha pegado a todos. Sólo para aclarar, quiero decir que estoy perfectamente consciente de que la manera en que influye sobre mi forma de vestir es lo menos importante; sólo digo que es de las pocas cosas sobre las que siento que tengo control, y eso está bien también. Espero que todos estén haciendo su parte y se mantengan a salvo en casa, que seamos responsables y así podamos salir de ésta pronto.
Una vez que pude estar más tiempo en mi casa (pre-cuarentena), me sentía con mayor libertad de ponerme cosas que me gustaban más y combinar outfits sin considerar restricción alguna; al yo no ir a trabajar, podía ponerme lo que quisiera. Poco tiempo después, se desató la emergencia sanitaria y en México se comenzaba a hablar de hacer cuerentena voluntaria para ayudar a aplanar la curva de contagios. Mis papás y yo comenzamos oficialmente el 15 de marzo. Hacemos el súper en línea, pagamos servicios a través de apps, compramos únicamente lo esencial y no hemos visto a mis hermanos, mi novio o amigos en dos meses. Aún así dentro de lo que cabe, la hemos pasado bastante bien.
Al principio me la vivía en biker shorts, faldas y vestidos porque también era el comienzo de la primavera y el clima lo ameritaba. De alguna forma, resultó conveniente (ish) ya que disfrutaba del buen tiempo sin que nadie me molestara en la calle (ventajas sad de la cuerentena). Pero conforme el tiempo iba pasando y pues sin mucho que hacer (aparte claro, del quehacer), mi vestimenta comenzó a consistir en diferentes versiones de mi pijama. Debo aclarar que antes si tenía conjuntos de pijama, actualmente es cualquier pantalón o short holgado y una playera.
Eso me hizo preguntarme si me visto para mi, para otros, o para salir. Por ejemplo, para el cumpleaños de mi novio, me arreglé un poco más, sólo para verlo a través de una pantalla. Aunque él me dice que me veo bien con cualquier cosa, quise esforzarme por ser una ocasión especial.
Actualmente ponerme jeans se siente cómo un logro. Eso que me hacía sentir básica, hoy me hace sentir un poco más normal en tiempos de mucha incertidumbre. Lo que he podido concluir hasta ahora es que en efecto antes mis actividades, lugares a donde iba, o incluso las personas a las que vería, influían con gran peso en la forma en que me vestía. Y ahora que las cosas son diferentes, a veces es difícil encontrar la motivación para armarme un mega outfit. Aprendí que también está bien abrazar la pijama y no presionarme para arreglarme más a diario. Jeans + playera + chanclas (siendo honesta, aún no estoy en el punto de ponerme calzado que requiera más que sólo deslizar mi pies dentro) es suficiente para mi, y no es de todos los días. Otra cosa que descubrí, es que mi mamá, desde que mis hermanos y yo eramos pequeños, siempre nos hacía cuidar nuestra ropa, dejándo la mejor "para salir", y ese chip es difícil de reconfigurar, pero está bien ponerse lo que a uno le da la gana y no esperar una ocasión especial para usar lo mejor de mi closet porque, al menos por un rato, no voy a salir a ningún lado.
La pandemia nos ha pegado a todos. Sólo para aclarar, quiero decir que estoy perfectamente consciente de que la manera en que influye sobre mi forma de vestir es lo menos importante; sólo digo que es de las pocas cosas sobre las que siento que tengo control, y eso está bien también. Espero que todos estén haciendo su parte y se mantengan a salvo en casa, que seamos responsables y así podamos salir de ésta pronto.